viernes, 10 de septiembre de 2010

LA CUEVA DE LA REINA DE LAS MARIPOSAS

(Conmemoración del II centenario de Darwin y Graells)

Por Santiago Cuerda Morcillo




Cuenta la leyenda que, en un lugar recóndito y abrupto, entre densos pinares de la alta serranía conquense, existe una cueva, al parecer hoy olvidada. Además de la boca de entrada, tiene -diametralmente opuesta- una salida de ventilación que se abre sobre las profundas y turbulentas aguas del Júcar, encajadas en la angosta hoz del río, componiendo un espectáculo sobrecogedor de gran belleza natural.

En cierta ocasión unos leñadores serranos vieron cómo una muchacha muy hermosa corría hacia la entrada de la cueva, perseguida por un apuesto joven. Temerosa se adentró en la oquedad, tomando, al instante, la forma de mariposa. Así pudo librarse de su perseguidor, quien, con asombro y terror por tan fantástico suceso, y por el desprendimiento rocoso de la pared de la cueva, cayó fulminado sobre los escombros calizos.


La cueva quedó convertida en cámara funeraria, alfombrada por alas de mariposa Graellsia. Desde entonces, cientos de alas se han ido depositando durante generaciones, originando así una visión insólita que provoca la muerte de quien la descubra.

Se dice también que, entre los pinos, vive una bella mariposa que, a veces, sobrevuela el derrumbe ocasionado por el fatal sortilegio.


(*) El eminente entomólogo Mariano de la Paz Graells dedicó el descubrimiento de la mariposa Graellsia isabelae a la reina de España Isabel II.

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